El cloruro de magnesio posee variados efectos sobre el organismo. Ayuda a limpiar la sangre, disuelve depósitos de colesterol en los vasos sanguíneos, activa el sistema inmune y favorece la producción de anticuerpos.
Una de sus principales propiedades es que provoca la activación de vitaminas, enzimas, contribuye a formar estructuras óseas y dentales, proteínas y anticuerpos. Como si eso no fuera suficiente, es anti-estrés, antitrombótico, antiinflamatorio y cardioprotector.
Entre las acciones que tiene sobre nuestro organismo podemos listar:
- Ligera acción sedativa al equilibrar el sistema nervioso central.
- Actua en la correcta transmision de impulsos nerviosos y favorece la ruptura de mo léculas de glucosa en los músculas para la creación de energía.
- Aumenta la secreción de bilis lo que favorece la digestión de grasas y eliminación de residuos tóxicos.
- Tiene una acción fijadora sobre el calcio, lo que ayuda en los tratamientos de osteoporosis.
Los trastornos debido a la carencia de magnesio son abundantes y quienes padecen problemas de estrés o cometen excesos de azúcar, alcohol y drogas eliminan magnesio en grandes cantidades.
Por ser un regulador primario de las actividades eléctricas interviene en numerosas reacciones metabólicas; cuando nos falta nos sentimos cansados, deprimidos y sin ánimo.
El magnesio participa en la activación de más de 300 enzimas y otros agentes químicos corporales, activa a las vitaminas B y tiene un rol primordial en la síntesis de proteínas, excitabilidad de los músculos y liberación de energía.
Se ubica principalmente en las mitocondrias, centro energético de las células.
Como ya se debe ver, su gran importancia para el metabolismo lo hace necesario para múltiples procesos biológicos. Es por eso que este mineral se concentra en el corazón, hígado, cerebro y riñones.
Su ausencia produce inestabilidad emocional, aumento y disminución de los reflejos, descoordinación muscular, apatía, estreñimiento, problemas pre menstruales, falta de apetito, nauseas, vómitos, diarreas, temblores, osteoporosis, caries, reuma, descalcificación ósea, además que su carencia incide en la posibilidad de sufrir un infarto.
Para los diabéticos es imposible controlar los niveles de azúcar en la sangre si no se posee un nivel adecuado de magnesio en el cuerpo.
La lista de beneficios es enorme, por lo que se ha determinado que su presencia en la dieta diaria es absolutamente necesaria. De lo que comemos, sólo el 30 al 40% es absorbido por nuestro cuerpo y la refinación de alimentos, así como su cocción, producen una gran pérdida de mineral. Hay que recordar que por ser un compuesto químico no está exento de contra indicaciones que se deben tener en cuenta para evitar efectos secundarios.
El consumo de cloruro de magnesio se realiza de la siguiente forma: se debe hervir un litro de agua y dejarla enfriar, luego se disuelven 30 gramos de cloruro de magnesio en el agua (previamente colocada en un envase de vidrio), se mezcla con una cuchara de palo, se tapa y guarda.
CÓMO SE TOMA
Se disuelve 33 gr. (en las farmacias de Argentina, viene en esta presentación y en 66 grs.) en un litro de agua potable o mineral (si no lo consigues así, haz los cálculos necesarios).
Algunos aconsejan guardarlo en la heladera. Hay también pastillas, pero las sales son muy económicas. Como no tiene un lindo sabor, tomando un vaso de agua o jugo se quita inmediatamente.
DOSIS
Aunque no hay cantidad señalada, lo corriente es tomar cada día lo que cabe en una copita de licor, antes o después de las comidas. Tomándolo en ayunas, actúa como excelente laxante contra el estreñimiento. Se recomienda a partir de los cuarenta especialmente.
Si estás aquejado de alguna enfermedad arriba indicada, se puede tomar dos veces por día (mañana y tarde). Prueba la dosis que te sea útil, de acuerdo a tu edad y síntomas. Los efectos del Magnesio empiezan a sentirse al cabo de 1, 2 ó 3 meses de empezar el tratamiento. Es muy importante ser constante en tomarlo cada día. Cuando se deja, se acaba su acción protectora.
Las indicaciones médicas sugieren consumirlo a partir de los 40 años, que es cuando comienzan los problemas para asimilarlo desde los alimentos.
Ante cualquier duda consulte a su médico
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