lunes, 21 de octubre de 2013

EL EFECTO DE LOS IONES


He resumido los principales datos de un libro que causalmente ha caído en mis manos: “EL EFECTO DE LOS IONES”. De Fred Soyca y Alan Edmonds. Editorial EDAF, 1978.

De manera natural y conocidos ancestralmente (aunque los habitantes no supieran los motivos exactos), vientos como el Foehn en Munich y Ginebra, el Santa Ana en California, los Bitter Winds desde Arizona a Méjico, el Chinook en el oeste de Canada y EEUU, el Sharav (o Hamsin) en Oriente Medio, el Mistral del sur de Francia, y seguramente el Solano al sur de España. Estos vientos provocan un desequilibrio en la carga iónica de los lugares que afecta y con ello también a sus pobladores.

Hay un 25% de personas más propensos a estos cambios y las enfermedades psíquicas y mentales aparecen inmediatamente: Los suicidios, accidentes, resfriados, fatiga, asma, molestias de estómago, depresión, desesperación, estrés, falta de sueño, disminución del deseo sexual, de la atención, mareos, dolores artríticos, vasoconstricción, y muchas más. 

Cuando hay exceso de iones positivos en el aire, el cuerpo produce una dosis excesiva de serotonina (amina fenólica cristalina) de neurohormonas de respuesta de estrés en el sistema nervioso y al agotamiento del individuo.

Mientras la adrenalina se produce en respuesta a amenazas de nuestra supervivencia que podemos detectar con nuestros cinco sentidos, la serotonina es la respuesta de nuestro cuerpo a las amenazas y peligros que no podemos detectar con esos cinco sentidos. La adrenalina se detecta con análisis de orina. Si el cuerpo la destruye en una sustancia no dañina se la denomina 5HA (químicamente se identifica por el nº de serie 5-HIAA).

En su libro The Healing Mind, el dr. Irving Oyle describe la adrenalina como lo más potente para bajar el estado de ánimo, mientras la norepinefrina sería lo contrario.

Un exceso de iones negativos reduce la producción de serotonina. Los detalles de cómo los usa el cuerpo son complejos no bien comprendidos, pero el exceso de iones negativos no es perjudicial.

Sin iones no podríamos absorber oxígeno en cantidades necesarias para sobrevivir y cuantos menos hay, nuestros cuerpos se vuelven más vulnerables.

En los siglos XVIII y XIX, científicos en diferentes partes del mundo llegaron a las mismas conclusiones. Nollet (Francia) en 1748 comprobó que las plantas crecían más rápido debajo de electrodos. Giam Battista Baccaria (Italia) en 1775 observó lo mismo “parece obvio que la electricidad atmosférica favorece a la vegetación y esta predomina cuando el tiempo está sereno”. En 1890 los científicos determinaron que la electricidad del aire procede de los iones o moléculas de gas cargadas. En 1920 los investigadores comenzaron a centrarse en las afirmaciones de los físicos que la electricidad del aire es fundamental para la vida. El aire está compuesto por moléculas y estas tienen un núcleo de protones cargados positivamente, rodeado por electrones cargados negativamente.

Dos grandes investigadores de los iones:

Dr. Félix Gad Sulman, educado en Alemania, emigró a Israel en 1932.
Dr. Albert P. Krueger, patólogo y bacteriólogo en la Universidad de California, en 1972 constató que una pequeña cantidad de iones negativos podían matar las bacterias que flotan en el aire y propagan las enfermedades.

Debido a que la Tierra tiene carga eléctrica negativa tiende a repeler electrones (de igual carga se repelen) y al contrario, atraen a los de carga positiva. Los científicos aceptaron que en el campo podremos encontrar entre 1000 y 2000 iones por centímetro cúbico en una relación de 5 positivos (protones) y 4 negativos (electrones), entendiendo esto como algo normal y en equilibrio. Estudios diversos han llegado a la conclusión de que la falta de iones negativos es perjudicial para la salud y la vida y el exceso de iones negativos es beneficioso, “la naturaleza ha utilizado los iones para el desarrollo de nuestro proceso biológico“. En Japón, Rusia, Israel, Brasil, y por toda Europa, los hombres de ciencia han probado que no sólo es perjudicial para las plantas y ratones la alteración natural del cómputo de iones, sino que también es perjudicial para el bienestar mental y físico humano. Una menor cantidad de iones o una carga excesiva de iones positivos es perjudicial, y al contrario beneficioso.

Los iones positivos pueden producirse de manera natural por fricción, entre masas de aire, capas de viento, entre el aire y la tierra y partículas de polvo. En un día polvoriento o húmedo el exceso de iones positivos puede ser masivo, ya que además de la generación de positivos, los negativos en seguida se unen a las partículas de polvo, polución o humedad y pierden su carga.

Aumento de carga positiva:

• La entrada de una tormenta eléctrica.
• Cuando la Luna está más próxima a la Tierra.
• Polución en el aire.
• Asfalto, cemento, zonas urbanas y sus edificios.
• Aire acondicionado y calefacción central, electrodomésticos en general.
• Ropa sintética.

Aumento de la carga negativa:

• Al término de una tormenta.
• Cataratas, cascadas, olas del mar.
• Balnearios naturales.
• Fuentes, duchas.
• La vegetación.
• Ionizadores de electrones (algunas lámparas lo hacen también).

Los iones los absorbe el cuerpo a través de la piel, con la respiración y también con la ingesta, por ejemplo tomando un vaso de agua (sin cloro), con el zumo de medio limón y una pizca de bicarbonato. No remover con nada metálico y usar envases de cristal, pues la ionización que produce la mezcla se rompería.

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