Entre las funciones que cumple nuestro sistema digestivo está la de procesar los alimentos que ingerimos y transformarlos en nutrientes necesarios para la vida. El tubo digestivo es una "maquina" que requiere de nuestro cuidado. Cuando no funciona bien, el colon atrapa los desechos de la digestión que ha veces son difíciles de transitar debido a indigestiones, peristaltismo alterado, meteorismo, obstrucción intestinal, estreñimiento, etc. que a largo plazo van a producir males mayores.
El colon esa vía donde las heces fecales hacen su paso hacia el exterior. Ellas son el resultado final de la digestión y son materiales de desecho. Cuando no son evacuadas en la frecuencia, consistencia y características normales, el cuerpo humano experimenta entonces una INTOXICACIÓN CRÓNICA.
Cuando estamos estreñidos y no se efectúan como debe de ser la evacuaciones, el organismo almacena toxinas en cantidades inadecuadas creando un estado de toxicidad. Para que el acto de la defecación se realice de forma adecuada es necesario que se produzcan una serie de procesos. En primer lugar, que las deposiciones lleguen convenientemente al recto; para ello es preciso que el colon se mueva correctamente y sea capaz de propulsar las heces hacia el recto. En segundo lugar, la sensibilidad del recto debe ser normal para que cuando lleguen las heces la persona lo perciba y se produzca el deseo de defecar. En tercer lugar es necesario que, durante la defecación, se ejerza una adecuada contracción abdominal (que se transmite al recto) para así favorecer la expulsión de las heces. Por último, para que la deposición sea expulsada de una forma natural es preciso que el ano (el esfínter anal) se relaje durante la defecación. Si se altera alguno de estos factores se producirá estreñimiento.
Una persona debería ir al baño a evacuar en el mejor de los casos después de cada comida. La mayoría de veces esto no ocurre así y la materia fecal permanece más tiempo intoxicando al cuerpo. Ha veces se llega al extremo de que la frecuencia evacuatoria es de una vez a dos veces por semana, poniendo en riesgo a nuestro organismo.
Para que esto no ocurra debemos ingerir mucha fibra -frutas y verduras- y abundante agua. Las personas mayores -aquellos que llamamos de la tercera edad- tienen muy poca costumbre de beber agua y dada las razones de locomoción, no pueden realizar ejercicios físicos frecuentemente, lo que hace que los problemas del colon se hagan mas evidentes que en una persona joven.
Consumiendo el Ganocafé estaremos no solo previniéndo estos males y posibles complicaciones, sino llevaremos a nuestro cuerpo de nutrientes muy importantes para la vida. El Ganoderma lucidum como bien sabemos aporta mas de 200 elementos nutraceuticos que el ser humano necesita para vivir bien. Tomar de una a dos tazas del GANOCAFÉ al día nos proporcionará de excelente salud y de un colon muy agradecido.
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